Juan Diego Flórez nació en Lima el 13 de enero de 1973. Su padre, Rubén Flórez, fue cantante de música peruana e intérprete, sobre todo, de los valses criollos de la compositora Chabuca Granda. De él, no sólo heredó la voz, sino también el amor por la música peruana y latinoamericana. Su madre, María Teresa, amante también de este tipo de música, fue el motor detrás de Juan Diego, motivándolo a perseverar en sus estudios musicales y a mantener firmes sus objetivos.
En sus inicios, Juan Diego se dedicó al pop, al rock y a la música peruana. Componía sus propias canciones y organizaba recitales en piano-bares del distrito limeño de Barranco.
Juan Diego siempre fue de la idea de que para ser un buen músico era necesario saber leer y escribir música. Por ello, luego de haber frecuentado algunas academias y de haber tomado las primeras lecciones de canto, ingresó en el Conservatorio Nacional de Música. Poco después de su ingreso, Juan Diego pasó a formar parte del Coro Nacional, que tuvo una importancia decisiva en su desarrollo musical.
Con ganas de conocer el mundo y de recibir una educación superior, Juan Diego consiguió una beca para estudiar en el prestigioso Instituto de Música Curtis de Filadelfia. Allí estudió de 1993 a 1996, y tuvo la fortuna de interpretar varias óperas completas escenificadas y con orquesta, lo cual le dio una base que le serviría más adelante, en los albores de su espectacular carrera.
En 1994, Juan Diego conoció al tenor peruano Ernesto Palacio en Lima; este encuentro le cambiaría la vida. Palacio le ofreció ayudarlo a emprender una carrera, y lo invitó a grabar un disco con él. Juan Diego visitó Italia en otras ocasiones, como en 1995, con motivo de la grabación de su segundo disco con Palacio.
En 1996, Juan Diego hizo una audición en Bolonia para el Rossini Opera Festival de Pésaro, tras la cual le dieron un pequeño papel en la ópera Ricciardo e Zoraide, que no llegaría a interpretar, pues lo que pasó más adelante, catapultó su carrera al firmamento de los grandes teatros del mundo entero.
Era el verano de 1996. Juan Diego se encontraba ya en Pésaro ensayando Ricciardo e Zoraide en el Rossini Opera Festival. Poco antes de la apertura del Festival, el tenor principal de la ópera Matilde di Shabran, intérprete del rol de Corradino, canceló por enfermedad. El Festival buscaba desesperadamente a un sustituto a la altura, pero no le resultaba nada fácil, ya que se trataba de una ópera prácticamente desconocida, faltaban pocos días para el estreno, y era un rol muy difícil vocalmente. Fue entonces cuando el Director Artístico Luigi Ferrari ofreció el papel a un jovencísimo Juan Diego de 23 años.
El tenor aceptó la oferta que también implicaba un desafío y se puso en marcha toda una maquinaria para la preparación del estreno. El joven tenor ensayaba las escenas sin conocer aún la música que le correspondía cantar: ayudantes y pianistas se la iban sugiriendo. Fueron días frenéticos. Pero por fin llegó el tan esperado estreno el día 13 de agosto de 1996. El éxito fue enorme.
Unos meses después, Juan Diego Flórez debutó en el Teatro alla Scala como Le Chevalier Danois en Armide de Gluck el 7 de diciembre - fecha emblemática que inaugura la temporada - bajo la célebre batuta de Riccardo Muti, quien ejercería una gran influencia en el tenor durante los primeros años de su carrera. Juan Diego había visitado el Teatro alla Scala meses antes, y contemplando el bello auditorio desde un palco, dijo premonitoriamente: “Aquí cantaré dentro de 10 años”. No podía imaginarse que esos 10 años se convertirían en 10 meses.
Juan Diego Flórez grabó su primer disco en solitario con la firma Decca, titulado Rossini Arias.
Durante su estancia en Pésaro, Juan Diego Flórez tuvo la oportunidad de conocer a Luciano Pavarotti, quien fue una figura clave en la carrera artística.
Juan Diego recibe su primer ECHO Klassik en la categoría Opera Recording por su primer disco Rossini Arias. En 2005 vuelve a ganar en la misma categoría por su álbum Great Tenor Arias y en 2007 por la grabación de Matilde di Shabran (Gioacchino Rossini). Ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera como el Rossini d’Oro, el premio Abbiati de la crítica italiana y el Francesco Tamagno, entre otros.
Juan Diego Flórez en 2007 hizo historia en La Scala de Milán, concedió el bis del aria Ah! Mes amis de la ópera de Donizetti LaFille du Régiment, célebre por los nueve dos de pecho, ante un público enloquecido, rompiendo así el veto de repetir arias, vigente desde 1933.
La primera presentación del tenor en The Met: Live in HD como Count Almaviva en Il barbiere di Siviglia.
En 2007, Juan Diego Flórez recibe la distinción más alta otorgada por el Perú: Gran Cruz de la Orden del Sol.
"Conmigo se condecora a aquellos jóvenes que como yo, tuvieron un sueño y lucharon por realizarlo, vencieron obstáculos, miedos, inseguridades y lograron ese sueño.
Juan Diego Flórez repitió lo acontecido en La Scala unos meses más tarde en el Metropolitan Opera, donde no se habían llevado a cabo bises por más de una década, y en 2012 en la Ópera de París, donde no se había hecho ningún bis desde su reinauguración en 1989.
Juan Diego Flórez visitó El Sistema, fundado por el Maestro Antonio Abreu en Venezuela en 1975, y se convenció de la idea de que la música es una herramienta poderosa de cambio social.
Juan Diego Flórez y el director Gustavo Dudamel actuaron en la Gala de Inauguración del Walt Disney Concert Hall acompañados por la Filarmónica de Los Ángeles. Este concierto memorable, en el interpretaron oberturas y arias de Rossini, así como piezas Latinoamericanas, fue retransmitido en televisión y publicado en CD y DVD.
Juan Diego funda en su país natal “Sinfonía por el Perú”, un programa de prevención e inclusión social que a través del aprendizaje musical promueve el desarrollo socio-emocional, cognitivo y artístico de niños y jóvenes en situación de riesgo y vulnerabilidad.
Con presencia en todo el país, Sinfonía por el Perú forma coros y orquestas a través de de 21 núcleos (centros de enseñanza musical) y 14 módulos (centros de menor tamaño alrededor de los núcleos). Hoy en día asisten diariamente más de 7.000 niños, quienes además de desarrollar sus habilidades musicales, fortalecen su autoestima, aumentan su gusto por el trabajo en equipo, generan hábitos y actitudes positivas que los enriquece y transforma sus vida.
La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, nombró a Juan Diego Flórez Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO en una ceremonia celebrada el 16 de noviembre en reconocimiento a su dedicación en iniciativas relacionadas con la inclusión social y la educación. Al invitar a Juan Diego Flórez a ser Embajador de Buena Voluntad, la directora general reconoció su dedicación en iniciativas relacionadas con la inclusión social y la educación, especialmente su capacidad como presidente de la fundación Sinfonía por el Perú y los ideales y objetivos de la organización.
Sinfonia por el Perú me recuerda todos los días cómo la música no solo ha cambiado mi vida, pero también la de miles de niños, ofreciéndoles un nuevo futuro lleno de esperanza.
Juan Diego Flórez recibió el Crystal Award del Foro Económico Mundial, que reconoce a artistas que no solo destacan en sus disciplinas, sino que también ayuda a mejorar el mundo a su alrededor.