Juan Diego Flórez: El éxito de quien nunca tuvo miedo a improvisar
Por Iñaki Laguardia
El mejor tenor belcantista del mundo habla bajito y se expresa con apacibilidad. El mismo tipo que por las noches es capaz de interpretar terribles traiciones y violentas tragedias, por el día susurra como el suave tictac de un reloj. Hablamos con Juan Diego Flórez (Lima, 1973) dos días antes de su concierto de junio en Madrid, cuando la capital sucumbía a una ola de calor y los aires acondicionados apuñalaban las gargantas de la gente. La del cantante peruano es, no obstante, un pozo virtuoso e indestructible donde las partituras de Puccini, Cimarosa o Verdi estallan como cohetes atronadores, capaces de convertir la Royal Opera House de Londres o La Scala de Milán en templos mágicos. Fue en este último lugar donde triunfó a lo grande con sólo 23 años, pocos meses después de debutar en el Festival Rossini de Pésaro. Han pasado dos décadas de aquello y el elitista fandom de la lírica ya se ha aprendido su nombre de memoria.